EL Minotauro
Tenía una casa grande y con apariencia de castillo. Jugaba a correr por el techo escapando de algo. El juego terminaba cuando tenía que saltar, desde el borde de una muralla de dos metros de altura, con esa sensación de desesperación cuando alguien te persigue y la única opción es correr hasta donde se pueda, pero nunca puedes correr a máxima velocidad. Cada vez hacía caminos distintos, y a pesar de eso, nunca supo cómo siempre llegaba al mismo borde de la muralla. Cada vez, se tenía que armar nuevamente de valor para saltar. La niña se sentaba en el borde y, con los pies colgando, se dejaba atraer por 9,8 m/s2 y al llegar al suelo terminaba con ese hormigueo en los pies tan desagradable.
1 Comments:
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