alistarse, listos...ya!!!!!: Viaje al Sur (capítulo II)

6.3.08

Viaje al Sur (capítulo II)

Al día siguiente se fueron de ahí y llegaron a Hornopirén. Un pueblo más grande de lo que imaginaban. Se quedaron en un camping bastante feo. Era el patio de una señora. Al día siguiente se dieron cuenta del segundo gran error del viaje: Los pasajes en trasbordador estaban agotados hasta siete días más y habían pensado en quedarse tres a lo más cuatro días.




El primer día fue de descanso máximo para acumular energías para el día siguiente. El segundo día era el día. Se despertaron con un poco de llovizna, ordenaron las cosas que tenían que llevar en las mochilas (todo lo necesario para dos días) y comenzaron el viaje.

El señor Villegas las llevó hasta donde terminaba el camino, caminaron más o menos una hora y media por prados verdes y con agua por muchas partes, cantando y disfrutando del camino.

Llegaron a un letrero que decía “Parque Hornopirén” junto a una flecha para arriba. Empezaron a subir por unas rocas bastante grandes y muy empinadas durante 1km. Llegaron arriba desarmándose del cansancio y respirando con un dolor en el pecho. Descanso cinco minutos un poco de agua y a seguir caminando. El camino era de 11km en total y llevaban sólo uno. Se encontraban con un señor que las guió un poco hasta que ellas se quedaron atrás. No iban apuradas, por lo que fueron disfrutando el camino y descansando cuando les daba gana.


Se demoraron tres horas en llegar al clásico letrero “Bienvenido al Parque Hornopirén”. Almorzaron y descansaron una hora y a caminar de nuevo.

Después del letrero de bienvenida comenzaron a adentrarse a otro tipo de vegetación. Era un bosque encantado de esos que solo aparecen en cuentos fantásticos, donde en cualquier momento aparecería un duende, un elfo o un hada. Habían alerces gigantes, un tipo de musgo que hacía que todo se viera verde, árboles increíbles que formaban, con sus raíces, un ambiente maravilloso.

Estuvieron dos horas más subiendo y ya querían llegar a la laguna que las esperaba. Al ver la laguna sintieron un alivio inmenso, el paisaje era precioso y sólo querían descansar, pero sabían que se pondría a llover y después de un cigarro se fueron a instalar. Ahí se dieron cuenta del tercer gran error del viaje: ir al sur con una carpa para verano.

Empezaron a armar la carpa y comenzó la lluvia. Metieron todo rápidamente a la carpa y sacaron las cosas para cocinar. Al finalizar la comida se acercan dos hombres y las invitan a una fogata que iban a hacer dos personas que ya llevaban algunos días allá y se quedaron conversando un buen rato. Luego se acercan dos ciclistas que estaban también en el camping.

La noche tuvo un poco de lluvia y una agradable fogata que apaciguaba el frío. El tercer gran error del viaje: la carpa que usarían para 25 días era de verano. Los ciclistas les prestaron un toldo por si acaso. No pudieron dormir mucho. Había un viento muy fuerte que movía el toldo y que hacía un ruido escandaloso.

El plan que tenían era quedarse dos noches, pero el tiempo no mejoraba y seguía lloviendo suave y pensaron que una noche más en esas condiciones o en unas peores no sería agradable. Arreglaron sus cosas y partieron. El camino estaba mojado y con muchas posas, pero a pesar de eso, las bajadas siempre son más rápidas y esta vez sólo se demoraron tres horas. Tuvieron suerte y se consiguieron a un señor que las llevó hasta el camping donde habían dejado la mitad de sus cosas.