alistarse, listos...ya!!!!!: Viaje al Sur (capítulo III)

7.3.08

Viaje al Sur (capítulo III)

Para el otro día habían decidido ir a una laguna. Empezaron a caminar y ya estaban empezando el segundo tercio cuando un descanso se alargó más de lo normal. Era tarde, tenían hambre y estaban cansadas. Casi no hubo discusión y pensaron en cuál era la idea de sufrir en las caminatas y decidieron irse a una cascada que habían pasado a almorzar y descansar toda la tarde.

En el sexto día en Hornopirén se levantaron a hacer kayak. La marea había bajado considerablemente y para entrar los kayak al mar había que pasar por una arena media fangosa que no dejaba caminar bien y que atrapaba las chalas que llevaban puestas. Era un día de viento y al ponerse a remar eso se notaba enormemente, pero no derribó los ánimos. La “clase” duró alrededor de una hora. Lo pero de todo eso fue ir a guardar los kayak al lugar de información turística, de donde los habían sacado, que quedaba después de una subida desagradable.

Al día siguiente se juntarían por fin con los dos últimos integrantes de la travesía y se irían de ese lugar que las tuvo prisioneras por siete días. Compraron lo que faltaba para cuatro días en los que no tendrían acceso a supermercados y se embarcaron rumbo a Caleta Gonzalo. En la barcaza se toparon con dos hermanas Alemanas con las que sólo cruzaron unas cuantas palabras: “¿eso es Camille?... a mi me gusta”. Eso dijo la mayor de ellas después de unos cantos con armónicas que hacían Fran, Maca y Paz para pasar el rato. Tierra a la vista y se fueron a instalar a las tierras del millonario estado unidense Douglas Tompkins. El increíble paisaje hacía merecedor al incómodo viaje.